viernes, agosto 11, 2006

Mi Amigo Khalil


Una tarde mi padre me regaló un libro, de impresión y encuadernación modesta, la portada amarilla mostraba un dibujo que me pareció un poco extraño, una mano en medio de un remolino de nubes y cuerpos con un ojo en la palma, creí que era un texto esotérico; lo hojeé, pensé luego que se trataba de uno de esos libros de poesías malas que venden en la calle; ese día comprendí a cabalidad la frase que invita a no juzgar a un libro por su portada. El papel de libro era delicado y tenía ese exquisito olor a papel nuevo. El título del libro era “El Profeta”, y al leerlo deseé conocer más a esa persona que lo había escrito, Se llamaba Gibrán, con el tiempo Gibrán se hizo mi amigo y supe de sus dichas y desventuras, me aconsejó en más de una ocasión y me hizo ver que había gente buena en muchas partes, que Dios no es exclusivo y que siempre se puede hacer más. Pero como la mayoría de mis amigos de la infancia, Khalil Gibrán había muerto mucho antes de que yo naciera. Le agradezco profundamente a mi padre por haberme presentado a Khalil, y lo comparto hoy con el que quiera compartirlo. Les presento a Khalil, Mi Gran Amigo.

“Los verdaderos amigos no necesariamente llegan primero, pero siempre se van de último”





Gibrán Khalil Gibrán
Gibrán Khalil Gibrán (جبران خليل جبران Ŷibrān Jalīl Ŷibrān en árabe) fue un poeta, pintor, novelista y ensayista libanés nacido en Becharré el 6 de enero de 1883 y fallecido por síncope el 10 de abril de 1931 en Nueva York.
La ortografía de su nombre más conocida procede de la transcripción inglesa del original árabe. La transliteración correcta en español, más utilizada en publicaciones especializadas, es Yibrán Jalil Yibrán.
El segundo de cuatro hermanos, vivió con ellos hasta los 11 años, cuando gran parte de su familia emigra a los Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades para trabajar y vivir. Antes de ese viaje, aprende de otras personas, entre ellas su abuelo materno, del conocimiento del arte y del saber universal, que fueron base para la literatura y la pintura. Ya con el tiempo aprendió y cultivó con devoción el inglés, lengua que haría famosas sus novelas, aunque no olvidó el árabe, que perfeccionó tras su regreso al Líbano. Durante esa estadía, le nace la idea de escribir un libro, que con el tiempo sería su obra cumbre El Profeta.
En 1902, Gibrán regresó a Boston después de su estadía en su país natal y sin dejar de escribir, inicia su vocación por la pintura, que lo llevaría a ser famoso por doquier; y es en París donde hace exponer sus obras y gana el elogio de la crítica. Luego, en la capital francesa, saca su mejor provecho cultural. En 1912 es publicado el libro Las Alas Rotas el cual había comenzado en 1906.
Con el tiempo, Gibrán trabaja muy duro en la confección de El Profeta, que finalmente logra publicarse en 1923, con éxito total e imágenes de su propia autoría. Después, publica otros libros como El Loco y El Precursor. En esa época, malos presentimientos le invaden el alma y desea retornar a su patria, pero su salud decae constantemente hasta el final de su vida.
En 1928 publica su último libro Jesús, el Hijo del Hombre, obra que hace conservar la reputación y fama notorias del autor, y al morir sus restos son contemplados por sus seguidores en Boston, transportados vía marítima a Beirut y sepultados en la iglesia carmelita de Mar Sarkis en Becharré. Hoy su tumba es un lugar de peregrinación.

Obras
• Espíritus Rebeldes (1903)
• Las Alas Rotas (1912)
• Lágrimas Y Sonrisas (1914)
• El Loco (1918)
• La Procesión (1918)
• La Tempestad (Entre Noche Y Día) (1920)
• El Profeta (1923)
• Lázaro Y Su Amada (1925)
• Arena Y Espuma (1926)
• Jesús, el Hijo del Hombre (1928)
• El Precursor (1929)
• Los dioses De La Tierra (1931)
• Entre noche y Día
• El jardín del Profeta
• El Maestro
• La voz del Maestro

Obras Póstumas
• El Vagabundo (1932)
• Ninfas Del Valle (1948)
• La Voz Del Maestro (1959)
• Pensamientos Y Meditaciones (1961)
• Dichos Espirituales (1963)
• Autorretrato (1960)

Fragmentos:

En el jardín de un hospicio conocí a un joven de rostro pálido y hermoso, allí internado.

Y sentándome junto a él sobre el banco, le pregunté:

-¿Por qué estás aquí?

Me miró asombrado y respondió:

-Es una pregunta inadecuada; sin embargo, contestaré. Mi padre quiso hacer de mí una reproducción de sí mismo; también mi tío. Mi madre deseaba que fuera la imagen de su ilustre padre. Mi hermana mostraba a su esposo navegante como el ejemplo perfecto a seguir. Mi hermano pensaba que debía ser como él, un excelente atleta. Y mis profesores, como el doctor de filosofía, el de música y el de lógica, ellos también fueron terminantes, y cada uno quiso que fuera el reflejo de sus propios rostros en un espejo. Por eso vine a este lugar. Lo encontré más sano. Al menos puedo ser yo mismo.

Enseguida se volvió hacia mí y dijo:

-Pero dime, ¿te condujeron a este lugar la educación y el buen consejo?

-No, soy un visitante -respondí.

-Oh -añadió el- tú eres uno de los que vive en el hospicio del otro lado de la pared.

Gibrán. Poeta Filósofo... Amigo.