Y el silencio se adueñó de todo, no pudieron responder ni a una, ni a otra cosa. El Supremo Hacedor los cuestionó con la mirada y ellos le delvolvieron miradas llenas de vacío, sin odio, pero sin amor, sin miedo, pero sin valor, vivas; pero agonizantes.
-Los Caballeros Silentes, Capitulo I (fragmento)
Jorge Pineda (1981-2005)
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